Obra en Argentina

El primer país americano en que el Instituto comienza a proyectar su labor misionera, es Argentina.

Con ocasión de un viaje de la Madre General a Roma, conoció al embajador de Argentina ante la Santa Sede Don Carlos Estrada. Este señor y su esposa al conocer la misión del Instituto gestionó la entrada de las religiosas en Buenos Aires donde llegaron el 27 de Febrero de 1934.

Gracias a la tenacidad de las Religiosas se pudieron resolver los conflictos y problemas que toda fundación lleva consigo. La Obra en América estuvo siempre en continua evolución: escuelas profesionales para jóvenes, donde por medio de diversos talleres, aprendían a ganarse su jornal. Todo esto se compaginaba con la educación en la fe, las Congregaciones Marianas, y las escuelas recreativas los domingos abiertas a niñas y jóvenes de los barrios donde estábamos ubicadas.
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Nuevas Fundaciones

Después surgen nuevas fundaciones en Buenos Aires, Quilmes, Los Cocos, Rio Cuarto, San Fernando, Rosseti, Colombres, San Sebastián, Santa Felícitas, etc. .
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Las obras en estas casas se han ido transformando según las necesidades sociales y culturales, acoplándose a las reformas educativas y a las obras pastorales del momento, pensando siempre en el mejor servicio a la juventud argentina.

Una de las fundaciones más peculiares fue la de San Fernando a 30 Kms. de Buenos Aires, estaba rodeado de numerosos barrios de emergencia, donde miles de niños vivían privados de educación. No pudiendo permanecer indiferentes ante tanta juventud desatendida, se internaron en los barrios más conflictivos y violentos. Comenzaron por el bario apodado «la puñalada», sin calles, sin luz ni agua, hacinados en ranchos míseros, comenzaron su trabajo para recuperar y promocionar este lugar de barro y lluvia.

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Algunas religiosas y varias jóvenes empezaron los primeros encuentros y tanteos con la gente ofreciéndoles su amistad. Para tener más contacto con la gente del lugar, decidieron quedar se allí comprando un «rancho» para centro de actividades. A ellas se unieron pronto como colaboradores un grupo de matrimonios y ex alumnas de otros Colegios. Crean una pequeña escuela con escasez de medios y abundancia de aventuras recogiendo a los niños, los cuales tienen que llevar sus banquitos a la escuela para poder sentarse.

Se organizaron procesiones por el barrio, para pedir ayuda y recursos y estos no tardaron en llegar. Pronto comenzaron a llegar material de construcción para levantar la escuela. Una visita al barrio en 1959 del Ministro de Acción Social y del Intendente sirvió para que las autoridades se interesaran por la Obra y concedieran la subvención necesaria para terminar la Escuela. Además de la Escuela Primaria, era Escuela de Adultos, Escuela Profesional y de Alfabetización. Los domingos funcionaba también como Iglesia.

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Mas tarde el barrio se benefició de un plan de viviendas. Esto significó entrar en un proceso de dignificación social muy importante. El antiguo barrio de «la puñalada» se convirtió en el barrio de San Rafael, gesto de los vecinos que quisieron manifestar su agradecimiento a las seguidoras de la Madre Rafaela que tanto habían contribuido a elevar el nivel cultural, moral y espiritual del barrio. El Colegio se amplió, se construyó un dispensario. Actualmente el Centro cuenta con casi 700 alumnos, trabajando además en la pastoral juvenil y familiar.

El trabajo de las religiosas se realiza teniendo siempre como horizonte la juventud, que espera siempre el apoyo, el amor, la orientación oportuna y las posibilidades hacía un futuro más seguro y esperanzador.

Actualmente en Argentina ocho comunidades de religiosas de los Angeles Custodios realizan su labor en Colegios, Residencia, Hogares, Parroquias, Casas de encuentros y convivencias.