A este jardín, que más bien era un bosque, se accedía desde el piso principal del palacete a través de un puente de hierro forjado artísticamente […] en cada árbol, en cada mariposa, y hasta en las hormigas que pululaban por doquier, leía como en un libro de la naturaleza
la grandeza del Dios creador.

El Jardín de los Tilos de José Luis Olaizola, Editorial Martínez Roca